Por: Rodrigo Cayres [AGEAC]

LA NEGACIÓN DE LA DIVINIDAD


Los argumentos utilizados por los ateos para negar la existencia de una realidad metafísica (Dios o dioses, alma, fenómenos psíquicos, etc.) se reducen a uno de estos conceptos:


  1. El universo surgió sin la participación de Dios, tal como ha sido explicado por la teoría del Big Bang (la gran explosión);
  2. La vida surgió espontáneamente sin la participación de ninguna inteligencia divina, tal como ha sido explicado por la teoría de la evolución;
  3. No hay pruebas de que fenómenos metafísicos o entidades espirituales existan;
  4. Conceptos filosóficos de diferentes tipos, tal como «si Dios es todopoderoso y perfecto, entonces ¿por qué hay tantos problemas en el mundo, enfermedades, anomalías congénitas, etc.?», ¿por qué Dios permite que personas inocentes sean asesinadas y que tragedias naturales ocurran?».

Primero, el Big Bang meramente describe el desdoblamiento gradual del universo material, mas no da respuesta a las cuestiones fundamentales relacionadas al origen, propósito y organización del universo. ¿Por qué había «algo» (vacío, agujero negro, etc.) allá en el universo conteniendo tanta energía que permitió que el Big Bang pudiera ocurrir? ¿Quién ha puesto esa fuente de energía inicial allá, y cuál es su origen? ¿Por qué el universo existe? ¿Por qué, después de la explosión, todo salió tan maravillosamente organizado, regido por inteligentes leyes de la física, poniendo en orden aquel paquete de energía desordenada? Naturalmente, cualquier explosión conocida por nosotros solo puede llevar al caos. A la luz de esas cuestiones, lo más natural y racionalmente correcto es considerar la existencia de una inteligencia divina detrás de todo ello.


Segundo, aunque los escépticos hablan sobre el evolucionismo como si fuera una verdad indiscutible, no hay evidencia científica para comprobarlo: a) no hay explicación para la transición entre moléculas inorgánicas y células vivas (el surgimiento de vida dentro de la célula); b) no hay explicación para el origen del primer organismo capaz de reproducción; c) no hay explicación para el aumento de la información genética dentro del ADN, resultando en especies cada vez más complejas. Los ateístas ignoran esas lagunas creyendo que en el futuro los científicos lograrán explicar esos misterios.


Un ejemplo notable de un ateísta incondicional que pasó su vida promoviendo el ateísmo y atacando a los creyente, pero que fue lo suficiente honesto como para que reconociera en los últimos años de su vida que la teoría de la evolución no tiene base científica, es el influyente filósofo inglés y catedrático Antony Flew, cuyo último libro se titula Hay un Dios: Cómo el ateo más influyente del mundo cambió de opinión. Su libro ha sido examinado por el catedrático Ian H. Hutchinson, jefe del Departamento de Ciencia e Ingeniería Nuclear del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology), quien escribió:


El libro de Antony Flew va a enfurecer a los ateístas, quienes suponen erróneamente que la ciencia prueba que no hay Dios.

Tercero, en realidad hay pruebas de los fenómenos psíquicos. Están las experiencias personales así como los estudios científicos conducidos por los parapsicólogos en las universidades de más de treinta países. Los escépticos tratan el tema como tabú y frecuentemente se valen de insultos y de burlas para denigrar la parapsicología. Hay casos convincentes de personas que tuvieron una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte), como George Ritchie (psiquiatra estadounidense que estuvo muerto por nueve minutos), Howard Storm (profesor de artes en una universidad americana, que fue un escéptico incondicional), Eben Alexander (neurocirujano de la famosa Harvard Medical School), y que se volvieron teístas después de la experiencia. Hay casos confirmados de niños que recuerdan vidas pasadas, como ha sido demostrado por el catedrático Dr. Ian Stevenson de la Universidad de Virginia (EE.UU.). Y muchos otros ejemplos de fenómenos psíquicos experimentados por innúmeras personas: sueños lúcidos (o desdoblamientos astrales), clarividencia, intuición, precognición, etc. Los ateos no ponen atención de manera seria a tales descubrimientos y los rechazan de antemano, saliendo con su argumento muy socorrido de las reacciones químicas en el cerebro; después ellos falsamente alegan que no hay evidencia de los fenómenos paranormales.


Finalmente todos los argumentos filosóficos de los detractores de Dios provienen de una comprensión infantil de la divinidad: un viejo sentado en un trono decidiendo lo que va a pasar con cada persona en la Tierra. Por ejemplo, tomar el primer capítulo del Génesis literalmente es un error que lleva a los ateos a la burla de Dios. Las explicaciones dadas por las enseñanzas gnósticas son muy profundas y evitan las ideas equivocadas sobre Dios que a menudo oímos por parte de ateos así como de algunos creyentes. Por lo tanto, si partimos de un concepto erróneo de Dios, más tarde no tendremos derecho a concluir que Dios no existe. Los ateos que se valen de argumentos filosóficos frecuentemente caen en los ataques de tipo emotivo y de insultos para mofarse de los teístas. Como carecen de argumentos científicos se valen de la vieja artimaña del estadista romano Cicerón: «Cuando no tienes bases para una argumentación insulta al demandante».


UNA BONITA ANÉCDOTA


Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta: «¿Dios creó todo lo que existe?». Un estudiante contestó valiente: «Sí, lo hizo». «¿Dios creó todo?». «Sí, señor», respondió el joven.


El profesor contestó: «Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo».


El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.


Otro estudiante levantó su mano y dijo: «¿Puedo hacer una pregunta, profesor?». «Por supuesto», respondió el profesor. El joven se puso de pie y preguntó: «¿Profesor, existe el frío?». «¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?». El muchacho respondió: «De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor. Y, ¿existe la oscuridad?», continuó el estudiante. El profesor respondió: «Por supuesto». El estudiante contestó: «Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuán oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente».


Finalmente, el joven preguntó al profesor: «señor, ¿existe el mal?». El profesor respondió: «Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal». A lo que el estudiante respondió: «El mal no existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios; es, al igual que los casos anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz».


Entonces, el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado.


MONOTEÍSMO Y EL POLITEÍSMO


Samael Aun Weor es uno de los pocos autores que ha logrado tender un puente entre el monoteísmo y el politeísmo. Sus enseñanzas nos proporcionan un sistema integral y coherente que nos permite acercarnos a los antiguos mitos, leyendas y tradiciones religiosas según la perspectiva necesaria para comprender cada uno de ellos de una forma armoniosa. En otras palabras, tanto el monoteísmo como el politeísmo son correctos y no son incompatibles: todo es cuestión de perspectiva.


Sus explicaciones sobre la Kábala, como podemos ver en su obra Tarot y Kábala, son especialmente importantes para el tema en cuestión. En resumen es posible organizar nuestro entendimiento sobre la estructura holística de «quién somos», de nuestro Real Ser, a través de un diagrama conocido en la tradicional Kábala judía como el Árbol de la Vida.

Ese diagrama enseña que la unidad se desdobla en la diversidad. El Uno, el Absoluto o Dios es representado por el círculo en la parte superior. Él es incognoscible e inmanifestado. Las Monadas manifestadas emanan del Absoluto. Cada Monada, a su vez, se desdoblará en diferentes partes, abarcando la totalidad de las dimensiones del universo, desde el más elevado Cielo hasta el mundo físico. Cada parte es la representante de una calidad, poder o atributo específico. Y cada persona es una parte de esa estructura general, es decir, cada uno de nosotros está conectado a una Monada particular.


De acuerdo con ese sistema, el Absoluto puede ser llamado Dios, Alá, Parabrahman (no confundir con Brahma), etc. Es por eso que algunas tradiciones religiosas consideran una blasfemia hacer imágenes de ello, pues el Absoluto es incognoscible e inmanifestado.


Por otro lado, si cambiamos nuestra perspectiva y miramos las diversas partes manifestadas del Ser, empezando por el Primer Logos (o Monada), tendremos una gran variedad de divinidades que las representan. Así que el politeísmo a veces venera deidades que corresponden a aquellas partes, y es por eso que es tan común hallar en el panteón de las antiguas culturas a deidades representando las tres primeras emanaciones del Absoluto: el Primer Logos (Kether, Brahma, el Padre, etc.), el Segundo Logos (Chokmah, Vishnú, el Hijo o Cristo, etc.), y el Tercer Logos (Binah, Shiva, el Espíritu Santo, etc.). A veces, dependiendo del contexto, la palabra Dios se refiere al Primer Logos como nuestro Dios personal.


En otros momentos religiones politeístas pueden también venerar individuos que vivieron históricamente por el hecho de que ellos han alcanzado un determinado grado de conexión con las partes superiores de su Ser. En la India, por ejemplo, tenemos el caso de Krishna, quien es venerado como una deidad aunque se sabe que tuvo una vida humana. Como los hindúes consideran que Krishna fue una encarnación de Vishnú (Segundo Logos), él merece ser venerado como un individuo sagrado.


Trayendo tales ideas a los tiempos modernos, las diversas corrientes filosóficas hacen mención a individuos que se cree que han logrado un cierto nivel de perfección interior que les permitieron unirse parcial o totalmente a las diversas partes del Ser. Por ejemplo, tenemos palabras como Mahatma, el Despierto o Iluminado (eso es lo que significa la palabra Buddha), Maestro, Adepto, Arhat, Bodhisattva, Cristo, Ángel, Arcángel, etc.


Es por eso que encontramos en las enseñanzas de Samael Aun Weor muchas referencias a tales individuos. Él mismo es considerado un Gran Maestro, así que es común oír a sus estudiantes referirse respetuosamente a él como Maestro (o Venerable Maestro) Samael Aun Weor. Dependiendo de la escuela gnóstica a la que pertenece el estudiante puede que haya referencias a otros Maestros que se cree que han logrado un cierto nivel de desarrollo interior. Si cada uno de los individuos que son llamados Maestros son realmente dignos de tal título está más allá del ámbito de este artículo, y al final cabe al estudiante sensato y analítico decidir si acepta o no a tal persona como Maestro.


De todos modos reconocer a alguien como Maestro no debería llevar al estudiante a un culto a la personalidad, fanatismo o seguidismo ciego. Aquellos estudiantes que caen en tal error no han comprendido que lo que las enseñanzas gnósticas realmente buscan es la transformación y desarrollo de cada uno de nosotros, la búsqueda del Maestro interior (nuestro Real Ser), como el V.M. Samael Aun Weor aclaró en su obra Curso Zodiacal:


Nosotros somos postes de indicación, así que no se apeguen a nosotros, porque nuestra labor no es proselitista. Indicamos con pensamiento lógico y concepto exacto el camino a seguir para que cada cual llegue hasta su Maestro interno, el que mora en silencio dentro de cada uno de ustedes. No andamos en busca de seguidores, solo queremos que cada cual se siga a sí mismo, a su propio Maestro interno, a su sagrado Íntimo, porque este es el único que puede salvarnos y glorificarnos. Yo no sigo a nadie, por tanto nadie debe seguirme a mí.

Considerando que aquella parte del Ser llamada Cristo (el Segundo Logos) es especialmente mal comprendida y sujeta a polémicas, aclaramos que las enseñanzas gnósticas consideran a Jesús como un individuo que logró un grado de Iluminación interior de los más elevados y que habló desde el punto de vista del Cristo. Por lo tanto sostenemos que la expresión «Hijo de Dios» indica su relación con el Padre: el Segundo Logos como el único «Hijo» (desdoblamiento) del Primer Logos. De acuerdo con ese entendimiento, el título de Cristo podría ser aplicado a cualquier persona que ha logrado la encarnación o unión con el Segundo Logos; Krishna, por ejemplo, podría ser llamado Cristo.


A la luz de ese sistema, los conceptos aparentemente contradictorios de los monoteístas y politeístas son puestos en armonía de forma coherente: ambos están correctos, representando diferentes perspectivas de la divinidad. Samael Aun Weor puede que no sea el primero en contemplar esa idea, y fue seguramente ayudado por la sabiduría de la Kábala, mas ciertamente fue alguien que dio una explicación bastante práctica y sin complicaciones sobre el tema, y nos ayudó a comprender los diferentes panteones de las antiguas civilizaciones.


Finalmente es interesante notar que ese sistema está de acuerdo con las descripciones dadas por los cosmólogos sobre la creación del universo (la teoría del Big Bang). Naturalmente los cosmólogos solo pueden contar con las informaciones proporcionadas por los cinco sentidos del cuerpo físico y solamente percibirán el desdoblamiento del universo meramente físico. Lo observable aquí en el mundo físico guarda concordancia con lo que ocurre en las dimensiones superiores. Cuando el universo se expandió desde un vacío o agujero negro (el Absoluto) las diferentes partículas (protones, electrones y neutrones, correspondientes a los tres primeros Logos) surgieron, y a través de ellos los átomos y elementos (hidrogeno, helio, litio, etc.); por fin las estrellas y planetas se formaron. O sea, el universo puede ser visto como Uno (si volvemos al punto de partida inmediatamente antes del Big Bang) o como múltiple (partículas, átomos, elementos, moléculas… hasta los planetas y las estrellas). Esa es la unidad en la diversidad.