Por Gregorio Urcola [AGEAC]

La Gnosis es una Escuela que tiene como principios el respeto a la forma ajena de pensar, el respeto a cualquier tradición o religión y la ausencia total de interés alguno en manipular las mentes ajenas.


Estamos viviendo una época amarga en la que cualquier idea, cualquier clase de pensamiento puede ser vituperado o calumniado públicamente a través de Internet y otros medios, donde el anonimato, la falta de escrúpulos y el vacío legal permiten que cualquier persona con maliciosas intenciones descalifique, acuse, se burle e incluso intimide públicamente a las personas que practiquen o hablen de ciertos valores o ideales.


Cualquier institución o persona, por muy loables que sean sus objetivos, por mucho que manifieste una visión de índole superior, es lamentablemente lapidada públicamente. Este es uno de los signos de esta época, una época donde los intereses personalistas, religiosos, políticos o de otra índole se afanan más en deformar la realidad a su conveniencia que en estudiar los hechos de manera imparcial.


En ese sentido interesa leer lo que expone el Maestro Samael en sus diferentes obras. Comienza diciendo:


Nosotros no queremos idólatras de amos, ni nos interesan los secuaces. Nosotros somos postes de indicación, así que no se apeguen a nosotros porque nuestra labor no es proselitista. Indicamos con pensamiento lógico y concepto exacto el camino a seguir para que cada cual llegue hasta su Maestro interno; el que mora en silencio dentro de cada uno de ustedes. Les informamos que la sabiduría pertenece al Íntimo y que las virtudes y los dones no son asunto de poses ni de fingida mansedumbre.

No andamos en busca de seguidores, solo queremos que cada cual se siga a sí mismo, a su propio Maestro interno, a su sagrado Íntimo, porque este es el único que puede salvarnos y glorificarnos. Yo no sigo a nadie, por tanto nadie debe seguirme a mí.


(Dedicatoria, en Curso Zodiacal).


Esta clase de pensamiento es lo suficientemente claro como para despejar cualquier duda que tengamos en este sentido. Es imposible llegar a interpretar este punto de otra forma que no sea la que textualmente se manifiesta, ni en su forma ni en su sentido.


Acerca de la libertad de pensamiento, cuya falta lastimosamente ha estado presente en la historia de la humanidad, podemos decir que observando muchas religiones o sistemas políticos vemos que han intentado mantener un control férreo en el libre pensamiento del ser humano. Muchos de estos acontecimientos estaban argumentados en que al salirse de determinada corriente de pensamiento se iba a caer a un camino de perdición, se iba a entrar en herejía o simplemente que el hecho de pensar diferente incomodaba a la clase dirigente.


Dice al respecto el Maestro Samael:


Ya las escuelas dieron lo que debían dar. Los centros de sabiduría se convirtieron en aulas de negocio; cada una con su tiranuelo que prohíbe a sus adeptos y dirigidos que se lancen a la búsqueda del saber. Aquí las prohibiciones, allí las excomuniones y amenazas, y siempre van dejando para mañana, ya la palabra de pase, el amuleto que salva, el non‑plus‑ultra de los secretos que ninguna otra escuela posee, y estos ansiosos aguardan por centurias a los secuaces empedernidos.

(Dedicatoria, en Curso Zodiacal).

Pero ahondemos un poco más en todo esto de la libertad de pensamiento. Hay una serie de conceptos, muy sencillos en su forma y a su vez difíciles de practicar, que forman la base de una nueva educación. Esta educación bajo el apelativo de «Educación fundamental» formula lo siguiente:

En nuestro hogar y en la escuela, los padres de familia y maestros nos dicen lo que debemos pensar, pero jamás en la vida nos enseñan cómo pensar. Nuestros padres, maestros, tutores, autores de libros, etc., etc., etc., cada uno es un dictador a su modo. Cada cual quiere que pensemos en sus dictados, exigencias, teorías, prejuicios, etc.
Los dictadores de la mente abundan como la mala hierba. Existe por doquiera una tendencia perversa a esclavizar la mente ajena, a embotellarla, a obligarla a vivir dentro de determinadas normas, prejuicios, escuelas, etc. Los millones y millones de dictadores de la mente jamás han querido respetar la libertad mental de nadie. Si alguien no piensa como ellos es calificado de perverso, renegado, ignorante, etc., etc., etc.

(Cap. Qué pensar, cómo pensar», en Educación Fundamental).

Sigue diciendo al respecto:


Todo el mundo quiere esclavizar a todo el mundo; todo el mundo quiere atropellar la libertad intelectual de los demás. Nadie quiere respetar la libertad del pensamiento ajeno. Cada cual se siente juicioso, sabio, maravilloso, y quiere, como es natural, que los demás sean como él, que lo conviertan en su modelo, que piensen como él.
El padre quiere meterle al hijo sus ideas a la fuerza, y el maestro de escuela regaña, castiga y pone bajas calificaciones si el muchacho o la muchacha no aceptan dictatorialmente las ideas del maestro. Media humanidad quiere esclavizar la mente ajena de la otra media humanidad. Esa tendencia a esclavizar la mente de los demás resalta a simple vista cuando estudiamos las páginas negras de la negra historia.
Por doquiera han existido y existen sangrientas dictaduras empeñadas en esclavizar a los pueblos. Sangrientas dictaduras que dictan lo que la gente debe pensar.

(Cap. «Qué pensar, cómo pensar», en Educación Fundamental).

Es dentro de esta lógica que el Maestro Samael va dando finalmente una solución a este delicado asunto cuando dice:


Es urgente que los maestros sepan dirigir la mente de los niños hacia la libertad verdadera para que no se dejen esclavizar mas. Es indispensable que los maestros enseñen a los alumnos y alumnas cómo se debe pensar.
Los maestros deben comprender la necesidad de enseñar a los alumnos y alumnas el camino del análisis, la meditación, la comprensión. Ninguna persona comprensiva debe aceptar jamás en forma dogmática nada. Es urgente primero investigar, comprender, inquirir, antes de aceptar.
En otras palabras diremos que no hay necesidad de aceptar, sino de investigar, analizar, meditar y comprender. Cuando la Compresión es plena, la aceptación es innecesaria.

(Cap. «Qué pensar, cómo pensar», en Educación Fundamental).

Es a través de la lectura de estos conceptos como queda claramente establecido cual es la visión de la Gnosis sobre este delicado punto. Resulta necesario insistir en el profundo respeto que debe tener todo gnóstico hacia la forma de pensar de los demás y dar libertad a los demás para rebatir o discrepar de nuestras ideas. La discusión de conceptos, el querer imponernos, resulta una actitud egoica y una pérdida de energía. Hay una anécdota del Maestro Samael donde explica este aspecto que debiera ser una meta para todos los gnósticos. Dice así:


Me viene en este momento a la mente un caso interesante. Hace mucho, pero muchísimos años, hallándome en el mundo astral (en Hod, en el Sephiroth Hod, internado en ese Sephiroth), hube de invocar a un Deiduso, Ángel o Elohim (como ustedes quieran denominarlo), o Deva. Algo me dijo aquel Deiduso, y de inmediato objeté y saqué a relucir la antítesis. En forma muy vulgar les diría a ustedes que refuté.
Yo esperaba que el Deiduso aquel discutiera conmigo también, mas no sucedió así. Aquella Seidad me escuchó con infinito respeto y profunda veneración. Aduje muchísimos conceptos y cuando concluí (que pensaba que iba a tomar la palabra para rebatirme), con gran asombro vi que hizo este signo, se inclinó reverentemente, dio la espalda y se fue; dio media vuelta y se fue.
Me dio una lección extraordinaria; no objetó nada. Obviamente, aquel Deiduso había pensado más allá de las objeciones. Sí, es indubitable que las objeciones pertenecen a la Ley del Péndulo. Mientras uno esté objetando está sometido a la Ley del Péndulo.
Todo el mundo tiene derecho a emitir sus opiniones, cada cual es libre de decir lo que quiera.

(Conf. «La conducta pendular de la humanidad», en El Quinto Evangelio).

Otra de las cosas que recurrentemente han existido en el mundo religioso es aquella en la que se rinde culto a la personalidad de un líder, fenómeno este tan común en diferentes sectas del oriente y del occidente. Dice el Maestro Samael a este respecto:


Las adulaciones nos fastidian, los agasajos nos cansaron y las alabanzas solo deben ser para nuestro Padre que ve en secreto y nos vigila minuciosamente.

(Dedicatoria, en Curso Zodiacal).

Asimismo, mientras que por un lado muchas gentes alaban la cultura actual como la época de las libertades, de la tolerancia y el respeto, por otro lado observamos un creciente aumento de los movimientos fanáticos e integristas en prácticamente todas las religiones, así como inclusive en el mundo político, deportivo, etc. La tolerancia y el respeto a las creencias ajenas es uno de los aspectos que en varias ocasiones enfatizó el Maestro Samael. A continuación citamos un ejemplo:


Los perseguidores de religiones son pobres ignorantes. Quien critica la religión del prójimo comete un crimen contra la caridad universal; las religiones son perlas preciosas engarzadas en el hilo de oro de la Divinidad. Dentro de la gran reforma social debemos respetar todas las religiones, escuelas, órdenes, creencias. Cada ser humano merece respeto, su religión es algo muy sagrado.
La verdadera caridad consciente se basa en la comprensión, quien combate los principios religiosos no tiene caridad consciente.

(Cap. 12, en La caridad consciente).

Otro de los puntos que se ha intentado endilgar a la Gnosis es que tenga la intención de lavar el cerebro. Lamentablemente en esta época en donde el criterio y la cultura general rayan la total ignorancia, el problema de fondo de esta cuestión no es si existe alguien que quiera lavar el cerebro, pues es algo demasiado habitual que cotidianamente se da incluso en el interior de las familias, en los bancos de la escuela, en los asuntos políticos, económicos o medios de comunicación.


El verdadero problema de fondo es una ignorancia total en muchas cuestiones que se asumen son reales por el solo hecho de haber sido repetidas

durante siglos o porque todo el mundo dice que es así o porque tal idea es apoyada por una mayoría.


La historia de cualquier grupo humano con cierta cuota de poder, desde el simple funcionario a inclusive un padre de familia, y como no, los grandes grupos de poder, están llenos de actitudes de prepotencia, ganas de imponer su visión de las cosas o de sentirse en posesión de verdad.


Al respecto de todo este tema dice el Maestro Samael:


No quiero secuaces ni seguidores, sino tan solo imitadores de mi ejemplo. No he venido a formar ninguna secta o creencia más, ni me interesan las escuelas actuales ni las creencias particulares de nadie. Soy el iniciador de la nueva era, yo soy el Avatara de Acuario.

(Duodécima Lección, en Curso Zodiacal).

Unido a esto está el concepto del libre albedrío, el cual es profundamente respetado dentro de la Gnosis, tal y como el Maestro Samael explica a continuación:


La voluntad Cristo solo sabe obedecer las órdenes superiores, respeta el libre albedrío de los demás y no ejerce coacción sobre nadie, ni siquiera por juego, porque eso es magia negra.

(Cap. «La tercera serpiente», en Misterios Mayores).

Cada cual es libre de pensar como quiera, y nosotros no podemos ejercer coacción sobre la mente ajena porque eso seria magia negra.

(Cap. «Preparación Iniciática», en Misterios Mayores).

Para terminar concluimos diciendo que quien quiera realmente acusar a la Gnosis de este tipo de aspectos tal vez esté motivado por otros oscuros intereses o sea el resultado de haber tenido alguna mala experiencia con alguna persona que intentando transmitir la Gnosis posiblemente no encarnaba alguno de estos valores. Ante esta situación quisiéramos recordar que «el hábito no hace al monje».


Dentro de esta misma lógica ocurre en muchas ocasiones que nos encontramos con gentes que no han hecho un buen uso de su profesión ni de sus conocimientos, y no por ello nos proponemos cerrar las facultades académicas en las diferentes universidades, sino que tales personas, cuando atentan contra la ética y el buen hacer profesional, son juzgadas, cada una en la medida de sus responsabilidades.


Siguiendo con esta argumentación no comprendemos por qué entonces no se aplica a la Gnosis el mismo rasero. Cuando han existido personas que han hecho un mal uso del conocimiento gnóstico, lamentablemente se ha juzgado a la Gnosis en su totalidad y no a esas personas. ¿No es esto algo demasiado demagógico y carente de sentido?


Terminamos con la siguiente frase de Albert Einstein que nos invita a la reflexión: «Los grandes espíritus han encontrado siempre una violenta oposición de las mentes mediocres».