Por: Juan Carlos P. [Sociedad Gnóstica SAW]

Alguien que ha abandonado el trabajo sobre sí mismo, previamente ha perdido mucho mas.


Ha perdido el coraje de enfrentarse a su propia verdad; ha perdido la esperanza en su Ser; ha perdido el camino que conduce a su corazón; ha perdido la confianza en sí mismo; ha saboteado su propia tabla de salvación; ha vendido su destino a la suerte de la materia; ha hincado la rodilla ante un enemigo oculto que lo quiere devorar.


Le queda por delante la áspera tarea de enfrentarse al mundo en toda su crudeza, y esperar que un golpe de suerte le traiga un trabajo, un dinerito extra, unos amigos, un coche, una casa, y una familia contenta…


Con suerte llegará el día en que las arrugas acompañen a los dolores, y alguna enfermedad amenace los últimos años de su existencia. Cada día será una amarga victoria que soportar, y puede que espere la muerte como alivio a tanta fatiga…


Uno más que acabará sus días sin pena, ni gloria. Absorbido por cualquier sistema materialista, anestesiado por cualquier sueño de progreso y libertad.


Sin embargo esta persona tuvo un día en sus manos la posibilidad de cambiar su vida, de darle un sentido completo.

Aquellos que no se atrevieron a lanzarse a bucear en su interior, nada se les debe objetar, porque hicieron uso de su libre voluntad. Su destino no puede ser otro que recibir los frutos de lo que han hecho, o han dejado de hacer.


Quien se lanza a descubrir el universo en su interior no está solo. Muchos lo han intentado antes. Unos han llegado muy lejos, otros no tanto, pero todos sin excepción merecen nuestro respeto.


Los que trabajan sobre sí mismos asustan sin quererlo a quienes curiosean desde fuera. No pueden entender, y sin embargo pretenden entenderlo todo.


Creen poder develar intelectualmente los insondables misterios del esoterismo.


Lo esotérico es lo oculto, y no hay nada más oculto que lo que llevamos en nuestro interior.


El misterio es aquello de lo que no se puede hablar.


Sólo quien ha experimentado directamente los misterios esotéricos tiene la alegría de saber de qué estamos hablando.


No puede haber sorpresa mayor que la de encontrarse con un Maestro, no puede haber mayor afán que ahondar en la sabiduría eterna para darse cuenta de lo ignorante que uno es.


Y en esta tarea tan inmensa, necesitamos muchos compañeros que nos guíen, nos comprendan, Maestros que nos enseñen, y amigos que comprendan el alma, como el VM Samael Aun Weor.