Por: Javier y Elisa [AGEAC]

Queremos dar nuestro pequeño testimonio de la ayuda que recibió una persona muy cercana a nosotros llamada María de la Resurrección.


Hace cuatro años esta persona fue desahuciada por los médicos de urgencias en el mismo hospital donde la estaban tratando. El estado médico de la paciente era sumamente delicado ya que desarrolló una gangrena debido a las abundantes hemorragias intestinales que estaba teniendo. Para detener las hemorragias se  le hicieron varias transfusiones de sangre. Como es de suponer, ella no podía ingerir ningún tipo de alimento sólido.


Su edad avanzada, el Párkinson que padece, además de otros problemas de salud añadidos, hacían imposible que fuera sometida a una intervención quirúrgica de las heridas intestinales internas que había desarrollado. Ante tal cuadro clínico los doctores determinaron y nos aseguraron que a la paciente solo le quedaban horas de vida.

Estando en cuidados intensivos la paciente nos dejó saber que ella quería comer algo, pues llevaba dos semanas alimentándose solo con suero. La enfermera que la atendía nos había dejado saber de antemano que la paciente no podía ingerir ningún tipo de alimentos, ni líquidos, excepto pequeñas cantidades de agua.


Después de estos dictámenes médicos nos pusimos mi esposa y yo a hacer una práctica que habíamos aprendido en la Gnosis y que consistía simplemente en concentrarse en ciertas divinidades relacionadas con la medicina. Se trataba de combinar la concentración, unos mantrams y la oración, solicitando a esos Maestros de la Medicina la curación de la persona que estuviera enferma. Y así lo hicimos con mucha fe.


Al día siguiente nos relató la propia paciente que esa misma noche vio en sueños a muchos doctores que la atendían, y que además le prepararon un festín de alimentos. Contó también que muchos familiares participaban del mismo. Le preguntamos cómo se encontraba mientras vivía ese sueño y si en él tenía hambre, a lo que respondió que estaba muy bien y además satisfecha con la comida riquísima que le habían preparado todas aquellas personas. En tres días salió de cuidados intensivos, cesó la gangrena y las hemorragias y sus heridas internas cicatrizaron milagrosamente. En cinco días comenzó a ingerir alimentos.


Una semana más tarde estaba en casa haciendo vida normal. Los doctores no lo podían creer. Afirmaron: ¡Es un milagro verla con vida!


Hace ya cuatro años de este testimonio y la persona goza de salud a pesar de su edad avanzada.


Esta experiencia nos ha dado mucha fe. Y hoy podemos dar testimonio de que las prácticas que enseña la Gnosis dan resultados cuando se hacen con devoción, y que las divinidades de la medicina y otras muchas fuerzas superiores realmente nos asisten cuando uno lo solicita…