Por: Ana Isabel Neves

Soy la voz del despertar en la noche eterna
(Himno gnóstico)

El Gnosticismo: ¿Herejía u Ortodoxia?


El Gnosticismo, doctrina filosófico-religiosa de los gnósticos, es la enseñanza basada en la gnosis, término griego que significa literalmente conocimiento. Obviamente, en este caso, se trata del conocimiento sagrado (o Sophia).


Durante mucho tiempo, fue mostrado como una herejía, una simple secta del cristianismo: primero habría existido el cristianismo, con su teología, y solo después habría surgido la herejía gnóstica. Von Hartman, un historiador alemán de finales del siglo XIX, aún consideraba que los gnósticos, interpretando la doctrina cristiana a la luz de la filosofía griega, distorsionaron aquel mensaje y propagaron formas falsas de la enseñanza cristiana.


Con el desarrollo del estudio de la Historia de las Religiones, esta perspectiva fue abandonada, pasando a dejar clara y resuelta la idea de que el gnosticismo es un fenómeno básicamente precristiano y un movimiento religioso independiente. En el comienzo del siglo XX, Wilhelm Bousset declaró que “el gnosticismo es antes que nada un movimiento precristiano con raíces en sí mismo. Deberá por tanto ser entendido (...) en sus propios términos y no como una excisión o derivado de la religión cristiana.” 1


Walter Bauer publicó en 1934 una obra que reconocía que “originalmente, ciertas manifestaciones de vida cristiana que los autores de la Iglesia denuncian como herejías, no habían sido nada de tal género, siendo por el contrario las únicas formas de la nueva religión; esto es, en esas regiones, eran simplemente el cristianismo”. 2


Los descubrimientos de Nag-Hammadi – Una nueva perspectiva


En 1945, un campesino encontró, en Namag-Hammadi, una pequeña localidad del Alto Egipto, un gran jarro de cerámica conteniendo 12 libros de papiro encuadernados en cuero. En total fueron descubiertos 52 textos. Después de largas investigaciones, los estudiosos llegaron a la conclusión de que los papiros tenían cerca de 1500 años y eran traducciones en copto de manuscritos aún más antiguos. Las fechas de los textos originales están estimadas entre los años 50 y 180 de nuestra Era.


Se cree que los manuscritos fueron enterrados alrededor del siglo IV, cuando, en la época de la conversión del Emperador Constantino, los obispos católicos pasaron al poder y desencadenaron una campaña, por momentos muy violenta y falta de escrúpulos, contra las llamadas herejías. 3


El descubrimiento de estos textos inició una época de investigación completamente nueva, iluminando las raíces y los orígenes del Cristianismo, que difieren de la versión que el poder vigente quiso hacernos llegar. La mayor parte de esta literatura es netamente cristiana; sin embargo, algunos textos se aproximan a la tradición judáica y otros a las tradiciones hindú y budista. En su conjunto, tales escrituras apuntan a la idea de que los gnósticos fueron los primeros y verdaderos cristianos, encontrándose entre aquellos que mejor comprendieron el mensaje más profundo del Señor.


Teniendo en cuenta la importancia de los Esenios y grupos semejantes en la formación del Cristianismo primitivo, hay que hacer notar que Helena Blavatsky, en el volumen III de su obra “Isis sin Velo”, sugiere que los gnósticos serían los esenios: cuando éstos últimos desaparecieron, los gnósticos surgieron y afirmaron su doctrina.


De manera que, el Gnosticismo deberá ser entendido como un penetrar en la cara oculta del Cristianismo, comprendiendo, no solo sino además, las enseñanzas destinadas a aquellos espiritualmente maduros y capaces de penetrar en los Misterios. En uno de sus libros más maravillosos, el “Cristianismo Esotérico”, Annie Besant declara que, de la misma forma que todas las tradiciones religiosas, el Cristianismo tiene un lado secreto destinado a apenas solo a algunos, pues “las religiones son dadas al mundo por hombres más sabios que las masas que los reciben. Son destinadas a acelerar la evolución humana, y su acción, para ser efectiva, debe alcanzar e influenciar individualmente a los hombres. Ahora, no todos los hombres alcanzarán el mismo grado de evolución (...). Es, por lo tanto, inútil querer dar a todos la misma enseñanza religiosa (...). Una religión debe de ser graduada como la propia evolución, si no jamás alcanzará su fin.”


Las propias palabras del Maestro son claras y explícitas: “Y cuando se halló sólo, los que estaban junto a él con los doce apóstoles le preguntaron acerca del sentido de esta parábola. El les dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios mas, a los que son de  afuera, todas estas cosas son dichas a través de  parábolas”. “Así, les anunciaba la palabra mediante muchas parábolas semejantes, según lo que eran capaces de oir. El no les hablaba sino por parábolas, pero cuando estaba en privado, les explicaba todo a sus discípulos”. 4


Algunos de los propios padres de la Iglesia habían reconocido incluso la existencia de una doctrina oculta. San Clemente de Alejandría escribió que “el Señor permitió que participasen de esos Misterios divinos los que fueran capaces de recibirlos. Ciertamente El no reveló a muchos lo que a esos muchos no pertenecía, sino a los pocos a quienes sabía que pertenecía, los que eran capaces de recibirlos y de amoldarse de acuerdo con ellos” 5.


Y así, en cuanto los ortodoxos dependían  exclusivamente de las enseñanzas públicas y exotéricas que Cristo y los Apóstoles proporcionaban a muchos, la mayor parte de los cristianos gnósticos poseían su conocimiento secreto, conocido solamente por unos pocos. Nótese que los gnósticos aquí retratados no se refieren a ninguno de los movimientos autodeterminados gnósticos, sino a hombres auténticamente sabios como Valentín, Basílides, Marción y Simón el Mago, entre otros.


Gnosis – autoconocimiento como conocimiento de lo divino


La gnosis es el conocimiento espiritual y sagrado, correspondiente al Gupta-vidya de los hindús, la visión con los ojos del alma o percepción espiritual, y solo puede ser alcanzado a través de la Iniciación en los Misterios Espirituales. 6


Para los gnósticos, la gnosis es (era) esencialmente un proceso de autoconocimiento como conocimiento de Dios.


Abandonad la búsqueda de Dios y de la creación y demás cuestiones de índole semejante. Conseguidlo tomándoos a vosotros mismos como punto de partida. Aprended qué es lo que, dentro de vosotros, hace suyo todo cuanto existe y decid: “ Dios mío, mi razón, mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo”. Aprended las fuentes de la tristeza, de la alegría, del amor, del odio (...). Si investigaseis cuidadosamente estas cuestiones, descubrireis a Dios en vosotros mismos. 7


El hombre que se conoce a sí mismo, al más profundo nivel, conoce simultáneamente a Dios y para de hacer.


Golpead a la puerta que sois y caminad por la linea recta que sois. Pues si caminaseis por la línea, será imposible que os extravieis (...). Abrid la puerta por vosotros mismos, de manera que podais llegar a conocerla (...). Todo aquello que abrieseis por vosotros mismos, lo abrireis efectivamente. 8


Mientras tanto, la idea, explicitada por Annie Besant en la “Sabiduría de los Upanishads”, de que la Naturaleza del Espíritu Universal también se encuentra en nosotros mismos, de que el Atman o Yo más interno, que es (uno con) Brahman conoce la manifestación externa de Brahman, contribuye a la comprensión del Reino de Dios referido en el Evangelio de Tomás. Tal como el Espíritu Universal se encuentra en nosotros y fuera de nosotros, es posible conocer el Reino de Dios dentro de nosotros, a través del autoconocimiento, y fuera de nosotros, a través del conocimiento de las leyes que rigen el Cosmos, siendo éstas el Pensamiento Divino encarnado. De hecho, el reino se encuentra dentro de vosotros, y a la vez se encuentra fuera de vosotros. Cuando llegueis a conoceros, sereis entonces conocidos, y percibireis que sois los hijos del Padre vivo. 9


En este  viaje de autodescubrimiento la mente es nuestro guía fiel y la razón nuestro maestro: (...) forjad vuestro guía y vuestro maestro. La mente es el guía, pero el maestro es la razón. Vivid de acuerdo con vuestra mente (...). Adquirid fuerza, pues la mente es fuerte (...). Encended la lámpara que teneis dentro de vosotros. 10


La Resurrección como Iniciación


La Resurrección de Cristo no era interpretada de una forma literal sino simbólica. Ella simbolizaba la forma como era posible  experimentar la presencia de Cristo a un nivel espiritual; ella es el momento de la iluminación, el momento en que se alcanza la gnosis. Sobre este asunto, el Tratado sobre la Resurrección dice:


No supongan que la resurrección es una aparición. (...). En vez de eso lo que deberíamos de  sostener es que es el mundo que constituye una aparición y no la resurrección. Esta es una revelación de aquello que en verdad existe y una migración para lo nuevo.11


El autor de este texto considera la existencia humana normal como una muerte espiritual y que, a través de la Resurrección, el hombre se vuelve espiritualmente vivo. En el “Evangelio de Felipe” encontramos presente la misma idea:


Tú viste el Espíritu, tú te convertiste en el Espíritu. Tú viste al Cristo, tú te convertiste en el Cristo. Tú viste al Padre, tú te convertiste en el Padre... 12


“Para los cristianos de los primeros siglos, Cristo era el símbolo vivo de la propia divinidad en ellos, el fruto glorioso del germen que ellos forjaban en su propio corazón. La doctrina del Cristianismo Esotérico no era la salvación por un Cristo exterior, sino la glorificación y la perfección de todos en el Cristo interior.” 13


El Cosmos


De la misma manera que la tradición hindú, la filosofía gnóstica se asienta en la concepción de un Dios Absoluto, la Divinidad Suprema, Transcendente a todo el universo manifestado. Este Dios es El único Señor y Dios (...). Pues no fue generado (...). Por consiguiente, en la acepción debida, el único Padre y Dios es aquél que no fue generado por nadie. 14


La Raíz de Todo, el Inefable que reside en la Mónada. Reside por sí sólo en el silencio (...) ya que, al final, El era una Mónada, y nadie existió antes que El. 15


En el “Libro de Melquisedec”, del Evangelio del Mar Muerto, se nos da una magnífica descripción del Dios Inmanifestado:


Antes de que existiese una estrella brillando, antes de que hubiese ángeles cantando, ya había un cielo, el hogar del Eterno, el único Dios. Perfecto en Sabiduría, Amor y Gloria, el Eterno vivió una eternidad, antes de concretizar Su bello sueño, la creación del Universo. Los incontables seres que componen la creación fueron, todos, ideados con mucho amor. Desde el ínfimo átomo a las gigantescas galaxias, todo mereció Su suprema atención.


Valentín, uno de los más sabios entre los gnósticos, comienza su exposición filosófica con la premisa de que Dios es esencialmente indescriptible: nada se puede decir acerca de su Seidad pues el mismo concepto está mucho más allá de nuestra comprensión. No en vano sugiere que el Divino puede ser considerado como una deidad “consistiendo, por un lado, en el Inefable, la Profundidad, el Padre Primordial; y, por otro lado, en la Gracia, el Silencio, el Vientre y la Madre-de Todo”. La misma idea puede encontrarse en dos textos más recientemente hallados, “o Protenoia Trimórfico” (literalmente, el “Pensamiento Primordial Triplemente Formado”):


Yo soy Protenoia, el Pensamiento que reside en la Luz (...). La que existe antes que Todo (...). Yo soy la percepción y el conocimiento, y emito una Voz a través del Pensamiento. 16


Yo soy Andrógino, Yo soy tanto Padre como Madre, ya que copulo conmigo mismo (...). Yo soy el vientre que da forma al Todo. 17


En la Gran Anunciación, el origen del Universo es explicado de la siguiente forma:


Del poder del Silencio surgió un gran poder, la mente del Universo, que genera todas las cosas, y que es un varón (...), el otro es una gran Inteligencia (...) es una hembra que produce todas las cosas. 18

Helena Blavatsky, al describir las filosofía de Basílides, otro gran sabio gnóstico, nos dice que él afirmaba que el “Padre desconocido, Eterno y No Creado, dió nacimiento en primer lugar al Nous, la Mente, Esta emanó de sí misma al Logos. El Logos (el “Verbo” de Juan) emanó a su vez a las Phrónesis, las Inteligencias. De las Phronesis nació  


Sophia, la Sabiduría femenina, y Dynamis, la fuerza. Tales fueron los atributos  personificados de la misteriosa Divinidad, el quinterno gnóstico, que simboliza a las cinco sustancias espirituales, aunque inteligibles, las virtudes personales o los seres exteriores de la Divinidad desconocida. Esta es una idea eminentemente cabalística; y más todavía es budista.”19


A través del estudio y el análisis comparativo de todas las grandes tradiciones religiosas llegamos, necesariamente, a la conclusión de que no son más que las vestiduras externas de aquella que es la Religión Universal, la Sabiduría de “todos los tiempos y lugares”. Incluso en este artículo, tratándose de una pequeña introducción, podemos verificar que las semejanzas del sistema filosófico-religioso gnóstico con las tradiciones hindú, budista y judaica son evidentes. Es importante, por consiguiente, mostrar al mundo, enfermo y herido  a causa de su propia ignorancia, que la unidad de todas las religiones es un hecho y que es posible que todas las naciones de la Tierra se respeten y vivan bajo la misma bandera, la bandera de la Eterna Sabiduría.



1 W. Bousset, Kyrios Cristos; traducción inglesa, 1913
2 W Bauer, Orthodoxy and Heresy in Earliest Christianity, 1971
3 Originalmente, una herejía nada más significaba  un grupo; pero, gradualmente, el significado adicional se unió a la palabra y se convirtió en un grupo que profesaba una doctrina falsa.
4 S. Marcos IV, 10, 11, 33, 34; S. Mateo XIV, 11, 34, 36,; S. Lucas VIII, 10
5 Stromata, Libro I, cap.28
6 Blavatsky, Glosario Teosófico
7 Hipólito, REF 8.15.1-2
8 Enseñanzas de Silvano 106.30-117.20, NHL
9 Evangelio de Tomás 32-19-33.5, NHL
10 Enseñanzas de Silvano, 85.24-106.14, NHL
11 Tratado de la Resurrección 48.10-16, NHL
12 Evangelio de Felipe, 61.29-35, NHL
13 Annie Besant, El Cristianismo Esotérico
14 Tratado Tripartito, 51.24-25.6, NHL
15 Una exposición Valentina, 22.19-23, NHL
16 Protenoia Trimórfica 35.1-24, NHL
17 Protenoia Trimórfica 45.2-10, NHL
18 Hipólito, REF 6.18
19 Helena Blavatsky, Isis sin Velo