Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.Séneca (2 aC-65). Filósofo latino.Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean.Mijail Bakunin (1814-1876) Revolucionario ruso.No contamina al hombre lo que entra en la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre.San Mateo 15:11Aunque seas casto como el hielo y puro como la nieve, no escaparás de la calumnia.Shakespeare (1564-1616). Escritor británico. |
Juzgar a los demás es un trabajo estéril.Tomás de Kempis (1380-1471) Monje cristiano.Solo hay un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia.Sócrates (470 aC-399 aC). Filósofo griego.No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres un cumplidor de la Ley, sino un juez. Uno solo es el legislador y juez, que puede salvar o perder. En cambio tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?Santiago Epístola 4:11-12 |
Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga.
REFLEXIONES DE
SAMAEL AUN WEOR
Para cambiar es necesario saber, para saber hay que aprender, y para aprender hay que hacer grandes sacrificios. Somos civilizados cuando practicamos el bien, la verdad y la justicia. Somos bárbaros cuando marchamos por el camino negro. Todos nos dicen lo qué debemos pensar. Todo el mundo quiere esclavizar a todo el mundo; todo el mundo quiere atropellar la libertad intelectual de los demás. Nadie quiere respetar la libertad del pensamiento ajeno. La mujer es el pensamiento más bello del creador, hecho carne, sangre y vida. |
Es absurdo alejarse del mundo para buscar la Verdad porque ella se encuentra dentro del mundo y dentro del hombre aquí y ahora. Debemos cultivar la serenidad, porque en la sustancia de la sinceridad germinan las flores más bellas del espíritu. La sociedad es la extensión del individuo. Si el individuo es codicioso, cruel, despiadado, egoísta, etc., así será la sociedad. Necesitamos transformar la estructura social y para ello debemos empezar por transformarnos a sí mismos; es imposible transformar la sociedad si el individuo no se transforma a sí mismo. Debemos ser generosos de corazón. La generosidad verdadera no es de la mente. La generosidad auténtica es el perfume del corazón. Es espantosa esa horrible tendencia de la humanidad a faltarle el respeto a los demás, a atropellar la mente ajena, a enjaular, encerrar, esclavizar, encadenar el pensamiento ajeno. Se hace indispensable saber amar a nuestros semejantes, estudiar la Gnosis y llevar esta enseñanza a todas las gentes, de lo contrario caeremos en el egoísmo. La paciencia es la escala del gnóstico y la humildad la puerta del jardín. Es claro que existen muchas fórmulas para crear un mundo mejor, pero de nada servirán todas esas fórmulas, si el Yo las sabotea con la cizaña de la codicia, el egoísmo, la explotación, la envidia, el orgullo, etc. Cuando criticamos a otros, violamos la ley del corazón tranquilo. Ha llegado la hora de practicar la caridad enseñada por los Maestro y sacerdotes de todos los tiempos. Las palabras que dijeron entre el arrullo de las palomas bajo los sagrados pórticos de todos los templos, deben ahora convertirse en realidad concreta. La paz no es cuestión de propaganda, ni de paladines con premio Nobel, la paz es una substancia atómica que no puede poseer quien tenga dentro de su psiquis los factores psicológicos que producen guerra. Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo miserablemente. Todas las religiones son piedras preciosas engarzadas en el hilo de oro de la Divinidad. La vida práctica como escuela es formidable, pero tomarla como un fin en sí misma es manifiestamente absurdo. Nosotros aconsejamos a los discípulos que no sigan a nadie, que se sigan así mismos. Cada cual debe seguir a su resplandeciente y luminoso Ser Interno; él es vuestro Maestro, seguidlo a él. Cualquier intento de liberación por grandioso que este sea, si no tiene en cuenta la necesidad de disolver el Ego, está condenado al fracaso. El amor comienza por un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración. Hay que aprender a perdonar. Si uno se sitúa en el punto de vista ajeno, si uno comprende a los demás, aprende a perdonar. Si lo que consideramos Verdad se aparta de la naturaleza humana, entonces no puede ser Verdad. |