Por: Emmelie Hagberg (Psicóloga) [IAO]
UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN
Adentrarse en el mundo de la psicología humana para encontrar en él la raíz de muchos hábitos, trastornos, frustraciones o simples reacciones es siempre un reto apasionante. En mis 27 años como profesional asistiendo a los familiares de las víctimas de catástrofes, a personas que han intentado reiteradamente el suicidio, o simplemente a individuos con trastornos severos de la personalidad, entre otros muchos casos, he podido comprender un poco más el complejísimo mundo de la mente humana.
| Ávida siempre de nuevos retos, cuando un colega mío me obsequió en las Navidades de hace unos años con una obra de psicología del Dr. Samael Aun Weor rápido empecé a devorar sus páginas. No he de negar que al mismo tiempo que leía mi psiquis iba refutando todo aquello apelando a la cultura que había adquirido en las aulas de la universidad. No era fácil para alguien como yo, educada bajo el prisma de la psicología oficial, encajar ciertos postulados ciertamente revolucionarios.
Mi amada psicología de tanto tiempo me aconsejaba alimentar mi amor propio como mejor método de abrirme paso en la vida, sin embargo aquella nueva ciencia me indicaba que debíamos erradicar todo amor hacia uno mismo para volcar ese amor hacia los demás. No fue tampoco fácil aceptar que las objeciones a todo aquello que no nos agrade
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alimentan en nosotros los elementos subjetivos que nos atan a la vida, máxime para una persona como yo acostumbrada a refutar todo aquello que no encajaba en mis cánones de conducta.
Afortunadamente el colega que me obsequió con aquella obra fue también mi preceptor y con él empecé a reunirme para analizar y reflexionar a fondo los pormenores de aquella nueva psicología de la que él, evidentemente, conocía mucho más que yo. Poco a poco, no sin que mis fueros internos con frecuencia se estremecieran, fui adentrándome en esa nueva forma de pensar, dándome cuenta de lo limitada que había sido hasta ese entonces mi visión de la vida, especialmente al descubrir la universalidad de esos conceptos en obras clásicas de la literatura occidental y especialmente oriental.
Sin pretender adornar en exceso estas líneas con detalles que considero poco relevantes, concluyo diciendo que hoy sigo atendiendo a muchas personas como psicóloga profesional con una capacidad de análisis y comprensión que modestamente, gracias a la psicología gnóstica, he visto crecer más en estos dos últimos años que en los 25 anteriores.
CONDUCTAS AGRESIVAS Y ANTISOCIALES
Vayan por delante mis advertencias que las conclusiones que se derivan del estudio hecho a personas con algún tipo de aversión a la gnosis no son absolutas ni mucho menos definitivas. Y no lo son esencialmente porque los individuos analizados han sido 19, y para cualquier profesional como yo, deseoso de alejarse de la subjetividad, hubiera sido deseable una muestra mucho mayor. Aun así creo que nos pueden dar una idea aproximada de la raíz de estas conductas.
Para comenzar debo decir que desde el mes de febrero del año 2011 he ido analizando la conducta de diferentes personas relacionadas con el acoso a la gnosis en base a lo que ellas me han transmitido verbalmente y por escrito (aclaro que me baso en lo que ellas me han hecho saber sin haber podido comprobar si lo que aseveraban era totalmente cierto). La primera con la que empecé el estudio data de febrero de 2011 y la última de junio de ese mismo año. Desde entonces he mantenido contacto con un total de 19 personas, 16 a través de chat o email y 3 personalmente. Debo añadir que nunca manifesté ser psicóloga y mucho menos que mi interés en establecer nuestra relación era fruto de un estudio de su comportamiento. También doy fe de que nunca incliné ni induje una respuesta, aunque ciertamente en todos los casos tuve que hacerme pasar por una persona disgustada con la enseñanza gnóstica.
De los 19 casos analizados, 11 (58%) no habían conocido la gnosis directamente y 8 (42%) eran ex miembros de alguna asociación gnóstica.
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La totalidad de las personas del primer grupo mostraron todas estar contrariadas con la enseñanza gnóstica porque una tercera persona cercana a ellas tenía algún vínculo con la gnosis. La aspiración ferviente de que abandonaran esos estudios provocaba reacciones de intransigencia que rayaba incluso en conductas delictivas como la amenaza o el deseo de destrucción. Se manifestó siempre con mucha fuerza el deseo de imponer por la fuerza sus criterios a los demás, llegando a decir frases como “que dejen en paz a la humanidad”, en alusión a los gnósticos, en una clara atribución de la opinión de millones de personas en el mundo que ni conocían.
El segundo grupo, el de personas que habían tenido contacto con la enseñanza gnóstica, 7 (37%) mostraron algún tipo de deseo frustrado mientras estuvieron en la gnosis. Los 7 manifestaron constantemente su insatisfacción por no haber obtenido resultados en sus ejercicios, a pesar de que la mayoría también afirmaron que nunca fueron constantes en ellos. Solo una persona de esas 7 afirmó haber estado durante un mes realizando una práctica para lograr lo que en el gnosticismo se conoce con el nombre de desdoblamiento astral. Dos de ellas expusieron además otras frustraciones, la primera por considerar que no le dieron las responsabilidades que merecía, y la segunda porque se le hizo repetir una fase de estudios. La persona que resta en este grupo de un total de 8 no manifestó ningún deseo frustrado, ni por no haber alcanzado los objetivos previstos ni por no haber adquirido la posición esperada; su antipatía a la gnosis se debió a una discusión con el director de su escuela y su consiguiente expulsión.
Cuando indagué sobre la conducta de esas 16 personas con algún tipo mayor o menor de frustración, todas ellas (100%) confesaron haber vivido episodios de violencia extrema anteriormente: 11 de tipo familiar, 8 de ellas en sus trabajos, 4 en ambientes públicos no estresantes, y 3 en eventos deportivos. Entiéndase que varios los tuvieron en más de un ambiente.
Algo llamativo también fue observar en 15 de las 19 personas analizadas (79%) manifestaron conductas de tipo obsesivo: la mayor parte de su tiempo libre lo dedicaban a escribir o hablar sobre este asunto, aislándose así de su entorno familiar o de amistades, esencialmente de aquellos que eran ajenos a este problema.
CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
| Habiendo deseado que la muestra hubiera sido mayor para minimizar el margen de error, puedo concluir por los casos estudiados lo siguiente:
1. El comportamiento agresivo de las personas que no habiendo conocido la gnosis han volcado sus iras contra ella obedece en gran medida a un elevado nivel de autoritarismo e intransigencia donde se exige obediencia ciega no solo a la persona que desea estar en la gnosis, sino en general a toda la sociedad. Por su escasa debilidad argumental con frecuencia utilizaban el insulto para confundir, apropiándose de la opinión de miles o millones de personas para creerse y dar la sensación de un líder que va a salvar a la humanidad.
2. Todas las personas que conociendo la gnosis han sentido deseos de venganza contra esa enseñanza o sus dirigentes han vivido lo que he venido a denominar el síndrome de Harry Potter, donde en su imaginación pensaron que el paso por la gnosis les llevaría a la
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iluminación, a la adquisición de poderes o a ser simplemente personas con un talento especial. En ningún caso comprendieron que el estado de inconciencia es fruto de muchos siglos y cambiarlo no se logra de un día para otro.
3. Atribuir todas las conductas negativas (llámense frustraciones, depresiones, incomprensiones, conducta antisocial, etc.) que se hayan podido manifestar en una persona a su paso por la gnosis es un equívoco sin fundamento, pues las causas de esas conductas estuvieron latentes en el interior de la persona, y de hecho se manifestaron con otros episodios en ambientes muy distintos y ajenos a esa enseñanza.
En nuestra opinión personal existe la posibilidad que los detractores de la gnosis califiquen esa enseñanza como negativa; como es muy probable que los que han sido beneficiados con ella la califiquen de positiva. Conceptúo que una enseñanza que no busca cambiar a las masas sino al individuo a través del autoconocimiento, es como cualquiera de los cuatro elementos: para el que tiene sed el agua es buena, pero para el que se ahoga en ella será mala; para el navegante el viento que impulsa su nave es bueno, para el que le destruye su casa es malo.
Así, la gnosis, en mi humilde opinión no puede ser calificada ni de buena ni de mala. El conocimiento gnóstico, como lo puede ser el Cristianismo o el Budismo, es siempre neutro, pues sus resultados dependen del uso que se haga de él. Aquellas mentes simplistas que catalogan el Cristianismo de negativo por las gentes que acabaron en la hoguera a manos de la Santa Inquisición son las mismas que critican ahora la gnosis. Elevar nuestras miras implica comprender que un conocimiento que busca la liberación a través del autoconocimiento es en esencia neutro, y atribuirle cualquier epíteto (positivo o negativo) es simplemente una proyección en el espejo de nuestra propia fantasía.