Por: Arturo Castellano [Sociedad Gnóstica SAW]

Es sumamente difícil hacerle entender a las personas lo que son los estudios gnósticos de ayer y de hoy, pues casi siempre llegan con una mente llena de tantas teorías, embotellada en los dogmas, preconceptos, prejuicios, etc. Quieren cambiar, pero no saben cómo  cambiar, buscan un aliciente en su vida, pero viven cerrados a la Sabiduría, al real conocimiento que es luz, transformación, energía que renueva lo viejo y lo degenerado.


Lo normal y más fácil es vivir con miedo al conocimiento, que es el alimento del Alma – como decía Platón- a la Verdad Absoluta, a la Libertad, a vivir el eterno ahora donde se descubre y se reencuentra uno con el Gran Creador. Hay gente que hace suposiciones de lo que otros dicen, que dicen acerca de la gnosis y de sus maestros, otros como los “Klingsor” de la tradición Wagneriana que odian mortalmente a los que sí pudieron entrar a la senda.


Se debe vencer el miedo a la Libertad Interior de lo contrario seremos como el pájaro enjaulado que ha perdido su capacidad de volar,  de ver las cosas nuevas, acostumbrado ya a la esclavitud de la jaula y como ahí tiene el alimento, y el agua, siempre a la mano ¿Qué más le podría faltar a un pájaro así?.

El gran maestro Pablo lo dijo en su tiempo de esta manera: nuestra doctrina para el hombre que vive apegado la tierra le es una locura.


Por ello en la Gnosis no buscamos convencer a nadie. La gente se convence a sí mima cuando verdaderamente vive ésta, la practica, la encarna en su corazón. El dice que se dice, la suposiciones, las teorías contradictorias no cambian a nadie, sólo la vida practica, sabiamente vivida nos puede cambiar. La Gnosis eterna (gústenos o no) hay que aprenderla de un Maestro Despierto y luego masticarla, saborearla, digerirla. El camino es angosto y difícil tiene sus octavas de trabajo, sus pruebas, sus procesos, y es serpentino, -como decían los Mayas y Aztecas- (entre otros sabios) y así lo vivieron y por ello dieron testimonio del camino, como sólo da testimonio verdadero aquel que ha vivido el camino gnóstico.


Así que si el Gran Inmolado nos llama al camino (porque es Él, el qué nos escoge y no nosotros, como pensamos) pues, a vivirlo con corazón, a comprobar sus verdades, porque la gnosis no tiene 50 años, ésta es milenaria, que ahora le tocó al Maestro Samael develarnos el quinto evangelio ¡En hora buena! Y muy agradecidos estamos porque el Cristo Samael nos ha sacado del lodo y del  laberinto de teorías y nos ha mostrado la senda que conduce al Seno del Omnimisericordioso.


Cuidado pues, con los Klingsor modernos y otros que no dejan entrar a la senda de los pocos. Esto siempre se ha repetido y se repetirá porque en el ser humano está el querido ego que busca destruir a los profetas y maestros, pero no lo lograrán. ¡Nada es nuevo bajo este sol!


Los Maestros como el Logos Samael no quieren seguidores, ni les interesan las lisonjas, ellos anhelan que nosotros cambiemos, que salgamos de las tinieblas de la ignorancia, del error, de la vida mecanizada de todos los días, anhelan nos convirtamos en hombres verdaderos viviendo la Eterna Sabiduría. La humanidad materialista embriagada en los vicios y el placer dolor es muy difícil que acepte la Gnosis, pero hermano, buscador del camino siempre estará una puerta abierta, porque para el indigno todas las puertas están cerradas, menos una la del arrepentimiento.